¡Arriba, excursionistas! Se acaba de morir Harold Ramis. Estoy seguro de que le venía fatal morirse hoy pero raramente puede uno elegir estas cosas. Nos ha dejado el guionista de algunas de las comedias más divertidas de los últimos años: Cazafantasmas, Una terapia peligrosa y, sobre todo, Atrapado en el tiempo. Algunas de ellas, además las dirigió pero hoy vamos a centrarnos en el Ramis guionista, el creador de historias.
Eran comedias de verdad. De las que parten de una premisa que ya es divertida en sí y luego sólo van hacia arriba. En muchos casos, son comedias que parten de una premisa muy complicada de desarrollar, con un segundo acto que haría desistir a más de un guionista curtido. Sin embargo, él podía con eso. Todas ellas eran comedias “redondas”, comedias que cuando terminabas de verlas te apetecía volver a empezar.
¡Arriba, excursionistas! ¡Es la hora de levantarse! He usado en mis clases y seguiré usando Atrapado en el tiempo hasta que las partículas del DVD se volatilicen. Tanto la he usado que he perdido varias copias y la he recomprado hasta el punto de parecerme al personaje de Bill Murray en su particular día de la marmota. Y es que, uno de los méritos de Ramis es haber conseguido que medio mundo sepa dónde está Punxsutawney, un pequeño pueblecito de Pensilvania, y que todos sepamos quién es la marmota Phil y qué sucede con sus sombra cada 2 de febrero.
Lo curioso es que todo esto lo hizo como sin darse cuenta. Y ese es, para mi, uno de los méritos de Harold Ramis. Puestos a contar cosas, es muy fácil dejarse llevar y decidir que tienes mensajes profundos y contundentes que enviarle al mundo. Ramis se lo ahorró y hasta en Atrapado en el tiempo tuvo el elegante detalle de ahorrarnos las explicaciones sobre quién o por qué castiga al protagonista a repetir el mismo día de su vida una y otra vez. Habría arruinado la película.
Seguramente por eso, hoy no pasará de recibir el artículo de rigor en los medios generalistas y alguna nota con cariño de algún crítico del diario de turno. No ser profundo tiene estas consecuencias. Vivimos en un mundo en el que ser profundo te convierte en objeto de estudio; ser gracioso, por el contrario, te convierte en un entrañable animalito doméstico, ese tipo con el que la gente quiere tomarse un café pero sobre el que nadie escribe libros. Hay quien piensa que ser gracioso es muy fácil. Está claro que no ha visto Los amantes pasajeros, una demostración de que ni el talento, ni la experiencia, ni el dinero consiguen que una comedia funcione.
¡Arriba, excursionistas! ¡Es la hora de levantarse! Poneos vuestras botas porque hace muuucho frío ahí fuera. Y hoy hará un poco más de frío porque se ha muerto Harold Ramis y el mundo necesitaba tipos como él, divertidos, sin pretensiones. Descanse en paz. En plan akelarre cómico, voy a ver Atrapado en el tiempo mientras echo a la chimenea el DVD de Los amantes pasajeros. Mañana volveré a estar aquí. Todos volveremos a estar aquí. Como Phil Connors.